| “Que fluya la justicia como las aguas, y la rectitud como un arroyo inagotable.” (Amós 5:24) Al iniciar el Mes de la Herencia Hispana, del 15 de septiembre al 15 de octubre, respondemos al llamado sagrado de reconocer la dignidad de cada ser humano creado a imagen de Dios. Este tiempo nos invita a celebrar la riqueza de nuestras culturas y tradiciones, pero también a enfrentar con valentía los desafíos que vivimos como comunidades diversas en este gran país que llamamos hogar. El Mes de la Herencia Hispana es un espacio para honrar nuestras historias, la resiliencia de nuestro pueblo y la fe que nos sostiene. En Casa de Todos y en la Iglesia Resurrección MCC, celebramos la belleza de nuestro patrimonio compartido, reconociendo que nuestras culturas son dones de Dios que deben ser apreciados, protegidos y transmitidos a las futuras generaciones. Sin embargo, este año lo hacemos con un corazón consciente de las dificultades: decisiones recientes de nuestro Gobierno han sembrado temor e incertidumbre entre muchas personas latinas, inmigrantes, LGBTQ+ y otras minorías que día a día enfrentan barreras y discriminación. Estos desafíos tocan lo más profundo de nuestra fe. La Escritura nos recuerda: “acoge a la persona extranjera, ama a tu prójimo, defiende a quienes sufren opresión.” Frente a leyes y políticas que buscan dividirnos por raza, herencia, identidad o estatus migratorio, nuestra respuesta debe ser clara y firme: ser faros de seguridad, solidaridad y amor. Durante ocho años en Casa de Todos he sido testigo de la fortaleza de nuestra comunidad. He visto cómo, al mantenernos unidos, no somos quebrantados, sino fortalecidos. La Iglesia Comunidad Resurrección MCC ha sido, por mucho tiempo, un espacio de refugio, oración y defensa para quienes más lo necesitan. Hoy, más que nunca, debemos renovar nuestro compromiso de mantener a nuestra comunidad segura: educándonos, apoyando a las personas vulnerables y permaneciendo unides en solidaridad. No estamos indefensos. Nuestras voces, oraciones y acciones tienen poder. Cuando nos organizamos, hablamos la verdad con amor y caminamos junto a quienes son marginados, encarnamos al Cristo vivo que derriba muros de división. Cada une de nosotres tiene un papel vital: abrir un espacio de hospitalidad, compartir recursos, o simplemente acompañar con un corazón dispuesto a escuchar. Juntes resistimos las fuerzas del miedo con el poder transformador del amor de Dios. Esta celebración nos recuerda también a nuestros ancestros, quienes enfrentaron luchas, injusticias y opresión, y aun así perseveraron con fe y esperanza. Su valentía es nuestra herencia. Así como ellos mantuvieron la luz encendida en tiempos oscuros, también nosotros estamos llamados a mantener viva la llama de la justicia y la dignidad para las generaciones que vienen. Honramos su legado no solo recordando sus historias, sino continuando su obra con firmeza y esperanza. Como familia de fe, renovemos nuestro compromiso de ser un santuario de esperanza. Sigamos orando sin cesar, actuemos con valentía y amemos sin límites. Recordemos siempre que la justicia de Dios es más grande que cualquier injusticia humana, y que la luz divina no puede ser apagada por ninguna oscuridad. Al celebrar el Mes de la Herencia Hispana, hagámoslo con alegría, con solidaridad y con profunda gratitud. Los desafíos son reales, pero el Espíritu de Dios es aún más fuerte. Cuidémonos mutuamente, mantengamos encendida la luz de la justicia y proclamemos, con nuestra fe y nuestras acciones, que cada persona es amada, cada herencia es sagrada y cada vida es digna de respeto. Quiero expresar mi sincero agradecimiento a Jackie Marshall y a la Pastora Candace Shultis por permitirme compartir estas palabras y dirigirme a la congregación en este tiempo de incertidumbre para nuestra comunidad latina. Extiendo también mi gratitud a los miembros de la iglesia, a los líderes comunitarios, a Casa de Todos y a la familia de Resurrección MCC. Su apoyo y compromiso son testimonio vivo de que, unidos, somos más fuertes y más fieles al llamado de Dios. ENGLISH TRANSLATION “Let justice roll down like waters, and righteousness like an ever-flowing stream.” (Amos 5:24) As we begin Hispanic Heritage Month, from September 15 to October 15, we answer the sacred call to recognize the dignity of every person created in the image of God. This season invites us to celebrate the richness of our cultures and traditions while also meeting with courage the challenges we face as diverse communities in this country we call home. Hispanic Heritage Month is a time to honor our stories, the resilience of our people, and the faith that sustains us. At Casa de Todos and Resurrection MCC, we celebrate the beauty of our shared heritage, recognizing that our cultures are gifts from God—meant to be treasured, protected, and passed on to future generations. Yet this year we do so with a heavy awareness of the difficulties around us: Recent government decisions have sown fear and uncertainty among many—Latino and Latina, immigrant, LGBTQ+, and other marginalized communities who face barriers and discrimination every day. These challenges strike at the heart of our faith. Scripture reminds us: Welcome the stranger, love your neighbor, defend those who suffer oppression. When laws and policies attempt to divide us by race, heritage, identity, or immigration status, our response must be steadfast and clear: to be beacons of safety, solidarity, and love. For eight years at Casa de Todos, I have witnessed the strength of our community. I have seen that when we remain united, we are not broken—we are strengthened. Resurrection MCC has long been a place of refuge, prayer, and advocacy for those most in need. Today, more than ever, we must renew our commitment to keep our community safe: by educating ourselves, supporting the vulnerable, and standing together in solidarity. We are not powerless. Our voices, our prayers, and our actions hold power. When we organize, when we speak truth with love, and when we walk alongside those who are marginalized, we embody the living Christ who tears down walls of division. Each one of us has a vital role—offering hospitality, sharing resources, or simply being present with an open heart ready to listen. Together, we resist the forces of fear with the transformative power of God’s love. This celebration also calls us to remember our ancestors, who endured struggles, injustices, and oppression yet persevered with faith and hope. Their courage is our inheritance. Just as they kept the light burning in times of darkness, we too are called to keep alive the flame of justice and dignity for generations to come. We honor their legacy not only by remembering their stories but by continuing their work with courage and hope. As a family of faith, let us renew our commitment to be a sanctuary of hope. Let us pray without ceasing, act with boldness, and love without limits. Let us remember that God’s justice is greater than any human injustice, and that divine light cannot be extinguished by any darkness. As we celebrate Hispanic Heritage Month, let us do so with joy, solidarity, and deep gratitude. The challenges we face are real, but the Spirit of God is stronger still. Let us care for one another, keep the light of justice burning, and proclaim with our faith and actions that every person is beloved, every heritage is sacred, and every life is worthy of respect. I give my heartfelt thanks to Jackie Marshall and Pastor Candace Shultis for allowing me to share these words and to address the congregation in this time of uncertainty for our community. I also extend my gratitude to the members of the church, community leaders, Casa de Todos, and the family of Resurrection MCC. Your support and commitment are a living testimony that, together, we are stronger and more faithful to God’s call. |
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| Rev. Ulises Pérez La Cada de Todos. Iglesia Resurrección MCC. |